Jóvenes de escuelas católicas y no católicas de la zona estuvieron en la región de Thumb, en Michigan, para conocer la realidad de los trabajadores rurales
SEBEWAING — Un grupo de estudiantes de secundaria del área metropolitana de Detroit y otras localidades participaron en junio de una experiencia formativa sobre inmigración en la región de Thumb, en Michigan, donde pudieron conocer de cerca los desafíos que enfrentan los trabajadores migrantes en la economía agrícola del estado.
El viaje fue organizado por Strangers No Longer, un grupo católico con sede en Detroit que acompaña a personas migrantes, promueve una reforma migratoria y trabaja por una Iglesia acogedora e inclusiva.
La experiencia de verano permitió a los estudiantes tener una visión directa de las condiciones de vida de los trabajadores migrantes, explicó Hannah Coley, profesora de teología en la escuela secundaria University of Detroit Jesuit.
“Fue una oportunidad para que los estudiantes vieran cómo podemos apoyar a comunidades con las que no estamos muy familiarizados”, dijo Coley a Detroit Catholic. “Pasamos bastante tiempo en Sebewaing, en la región de Thumb, donde nuestros alumnos estuvieron en contacto permanente co la parroquia local”.
Del 15 al 18 de junio, diez estudiantes y sus acompañantes se hospedaron en la casa parroquial de Our Lady Consolata en Sebewaing, diócesis de Saginaw, una comunidad que ha establecido vínculos con los trabajadores migrantes que se emplean en los distintos tambos de Huron County.
George Plymale, estudiante de penúltimo año en University of Detroit Jesuit, cursó el año pasado la clase de teología con la profesora Coley, donde aprendió sobre el vínculo entre la doctrina social de la Iglesia y los derechos de los trabajadores. Motivado por ese aprendizaje, decidió participar en la experiencia formativa para profundizar sobre las cuestiones migratorias.
“Fue exactamente lo que el papa Francisco nos llama a hacer: buscar a quienes están en las periferias y tenderles una mano”, expresó Plymale. “No sabía que esto era una parte fundamental de nuestra fe católica, pero cuanto más aprendía, más sentía el deseo de hacer algo para ayudar”.
Durante la experiencia, Plymale se unió a estudiantes de la escuela secundaria Cristo Rey de Detroit, Notre Dame Preparatory de Pontiac, el grupo juvenil de Christ the Good Shepherd en Lincoln Park, miembros de la Boyne Valley Catholic Community en la diócesis de Gaylord y estudiantes de secundaria católicos de la diócesis de Saginaw. Juntos aprendieron sobre la vida de los trabajadores migrantes, sus familias, los dueños de las granjas y restaurantes que los emplean, y los líderes religiosos que les ofrecen acompañamiento espiritual.
“La mayoría de la gente habla de los trabajadores migrantes como si todos fueran indocumentados, pero los que nosotros conocimos vinieron con visas H1N1 y simplemente están acá para trabajar”, explicó Plymale. “El problema es que dependen totalmente de sus empleadores. Es un sistema que necesita cambios y mejoras para proteger a quienes brindan estos servicios fundamentales para nuestra economía y nuestro país. Escuchamos testimonios de cómo una empresa maltrató a uno de sus empleados, y el trabajador no tenía a quién recurrir para hacer valer sus derechos”.
Como educadora, Coley afirmó que le entusiasma ver a los estudiantes salir de su zona de confort y aprender lecciones de vida fuera del aula.
“Fue una experiencia muy significativa tanto para los estudiantes como para los docentes, al ver cómo Strangers No Longer construía nuevas relaciones en tiempo real”, expresó Coley. “El objetivo principal del viaje fue que los estudiantes vivieran una experiencia concreta, ayudándolos a poner en práctica su fe en situaciones reales.
“Fue una oportunidad para que jóvenes de zonas urbanas conocieran la realidad migratoria en un contexto rural”, añadió. “Vimos cómo los estudiantes se enfrentaban a un entorno desconocido y descubrían cómo viven otras personas fuera de su realidad cotidiana”.
Plymale comentó que él y otros estudiantes de U of D Jesuit ya habían participado en manifestaciones en apoyo a los inmigrantes en Clark Park, en el suroeste de Detroit, y colaborado con organizaciones que defienden los derechos de los migrantes en la ciudad, pero lo que vivió en Sebewaing le ofreció una nueva perspectiva.

“Thumb es una zona rural amplia y poco poblada, y para los trabajadores migrantes a veces se hace difícil encontrar una Misa en español o a bancos de alimentos y cosas por el estilo”, dijo Plymale. “Simplemente no hay mucha comunidad hispana que brinde ese apoyo, y como muchos trabajadores no hablan inglés, a menudo están aislados dentro de la comunidad.”
Los estudiantes se hospedaron en la casa parroquial de Our Lady of Consolata, donde rezaron, compartieron comidas y escucharon los testimonios de los trabajadores migrantes.
“Los estudiantes tuvieron la oportunidad de ver de manera muy práctica cómo la Iglesia se compromete con los pobres y vulnerables”, comentó Coley.
Olivia Pinega-Andersen, estudiante de penúltimo año en Boyne Falls High School y miembro de la Boyne Valley Catholic Community, dijo que el viaje permitió a los estudiantes poner nombres y rostros a las personas detrás de las problemáticas.
Recordó también que el año pasado participó con Strangers No Longer en una experiencia similar en un viñedo cerca del área de Traverse City.

“Este viñedo de adelante era hermoso, con instalaciones increíbles y una entrada muy acogedora,” dijo Pinega-Andersen. “Luego manejamos cinco millas hasta la parte trasera de la propiedad, donde había un tráiler. Fue realmente triste porque todas las personas que administraban el viñedo y trabajaban para que luciera hermoso estaban hacinadas en ese pequeño tráiler.
“Nos cocinaron una comida deliciosa y nos mostraron las instalaciones que tenían en una parte de la propiedad a la que el público no tiene acceso,” continuó Pinega-Andersen. “Fue muy doloroso ver eso, porque ellos se sentían afortunados de contar con ese tráiler y con lo que tenían, ya que era mucho mejor que lo que les daban a sus amigos cuando trabajaban en otros viñedos. Sentí mucha pena al verlo”.
En cambio, este año el grupo visitó una granja lechera en Pigeon, y Pinega-Andersen dijo que era completamente diferente a lo que había visto cerca de Traverse City
“Los trabajadores recibían un buen trato; compartían casas, pero cada familia tenía suficiente espacio y vivían cómodamente,” dijo Pinega-Andersen. “(La granja) les daba vehículos a todos sus empleados migrantes para que pudieran trasladarse, y les entregaba tarjetas que explicaban sus derechos en caso de ser detenidos. Como muchos no hablaban inglés, las tarjetas estaban en español e inglés y describían quiénes eran, su estatus migratorio y dónde trabajaban.”
Pero aun así, había cosas que no estaban bien, señaló Pinega-Andersen, como las lesiones y las cuentas médicas derivadas del trabajo en los campos.

La experiencia de la inmersión de este año también inspiró a los estudiantes con maneras concretas de apoyar a los trabajadores migrantes en el estado, dijo Plymale, quien ahora es co-líder de incidencia del grupo Strangers No Longer en la University of Detroit Jesuit.
“Estamos buscando que nuestros representantes y senadores estatales aprueben una ley que facilite la protección de los trabajadores migrantes cuando se lastiman en el trabajo,” explicó Plymale. “También queremos que puedan manejar con seguridad por todo el estado. Estos trabajadores hacen un trabajo muy importante para nuestra economía y queremos que puedan hacerlo sin riesgos”.
Durante el viaje, los estudiantes terminaban cada día rezando en Our Lady of Consolata, compartiendo lo que habían visto, escuchado y vivido, contó Coley.
“Tuve una charla con un estudiante el último día del viaje,” dijo Coley. “Mientras hablábamos, comentamos la oración eucarística. Hablamos de ‘este pan, fruto del trabajo humano’. Es muy fuerte pensar que cuando recibimos a Cristo en la Eucaristía, lo hacemos a través del trabajo, a través de la tierra, y también siendo levadura unos para otros, animándonos y apoyándonos mutuamente”.